Me da vergüenza mi cuerpo

Apr 01, 2025

ME DA VERGÜENZA MI CUERPO

Rechazo mi propio cuerpo si no tiene una forma adecuada. Lo señalo y lo castigo poniéndolo a pan y agua de placer: solo tiene derecho al disfrute la norma, o eso creemos. El peso, la estatura, algunos rasgos fuera de canon como una nariz grande, unas orejas de soplillo...¡en mi caso siempre he odiado mis tobillos!

Este rechazo se manifiesta en el terreno de juego vincular, sobre todo en las relaciones íntimas: la desnudez, la sexualidad. “ Me da vergüenza mi cuerpo por blando, viejo, lo odio por feo, desproporcionado, ajeno, gordo, raro...cómo voy a atreverme a salir con alguien, mírame” Y millones de frases más.

¿Acaso nos conectamos con nuestro cuerpo y con la vida a través de su imagen?

La forma de un cuerpo no es una limitación para el placer. No digo que en algunos casos no pueda ser así, pero desde tiempos inmemoriales y en cualquier cultura, el erotismo ha ido cambiando sus formas. El arquetipo de sensualidad que ahora está vinculado a un cuerpo delgado antes iba unido a unas curvas jugosas: el placer es inherente a cualquier cuerpo.

El disfrute de una caricia no depende de la forma de tenga nuestro cuerpo porque NO es nuestra imagen quien la disfruta o la que tiene orgasmos. No es nuestro reflejo en el espejo el que nos devuelve el cuerpo y el placer. El cuerpo no nos lo devuelve nada ni nadie porque no lo hemos perdido. Lo llevamos puesto todo el tiempo. Lleva con nosotras/os desde el primer día de vida, nos contiene y nos permite estar aquí. Un respeto por él, por favor.

La mirada tiene tendencia al juicio y a la comparación. Por eso propongo que en vez de mirar tanto nuestro cuerpo desde fuera, nos dediquemos a sentirlo. A conocerlo. A integrarlo. Preparemos nuestro cuerpo para estar receptivo a unas manos propias o ajenas.

Y reeduquemos, por encima de todas las cosas y tanto como personas individuales como colectivo humano, la mirada libre sobre los cuerpos. Aprendamos a disfrutar por derecho y porque sí. Rompamos los espejos que son solo nuestros prejuicios y abramos la sexualidad donde realmente está: al tacto, al olfato, al oído. No pongamos trabas a nuestros gustos, dejemos que nuestra libido investigue fuera de la norma por favor.

Dejemos nuestro deseo en paz. Sintamos, conectémonos. Seamos personas revolucionarias.

No hay nada más sexy para mí que una persona conectada con su deseo de vida. Y ésta está en todos los cuerpos, desarrollémosla. Hagámonos ese favor: nuestra alma necesita urgentemente amar la diferencia.

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