Enfermarse

Mar 10, 2022

Hoy escribo desde mi cama con mi hijo enfermo a mi lado. Y reflexiono en voz alta con él sobre la enfermedad. Él me dice: a veces estar malito me hace darme cuenta de mí. Y lo dice como quien habla de fútbol o del tiempo, con los ojos cerrados de puro agotamiento. Y yo entiendo enseguida la profundidad de lo que dice y me asombro de la facilidad para decirlo así, tan sencillo. Le digo que eso que acaba de decir es interesante y le pido que me lo explique un poco más, entonces dice: pues eso, si no estuviera enfermo ahora estaría pensando en otra cosa y no en mí.

Pensemos en esto. Yo desde luego tengo muchas cosas en la cabeza, empezando por mi hijo, mi reciente desamor, mis pacientes, si me queda bien el pelo que me acabo de cortar, si voy a tener tiempo hoy para escribir ese poema que dejé a medias, si voy a poder contestar todos los whatssaps, si conseguiré pan de kamut que se ha acabado  en las dos tiendas donde lo suelo comprar, si la guerra acabará pronto y joder qué impotencia más grande…Por citar las cosas que justo ahora, antes de tumbarme con mi hijo a escribir esto, me rondaban.

Qué necesidad más potente que tenemos de parar, el cuerpo, la cabeza, todo. Y qué difícil en este torbellino de vida que parece enchufada a una corriente ajena, como si no pudiéramos estar en este mundo e ir más despacio, como si unir el mundo exterior y el mundo interior fuera completamente incompatible. ¡Y desde pequeños/as! Qué suerte entonces enfermar como activación del código de supervivencia, como recurso infalible del amor propio (inconsciente).

Y aunque evidentemente yo prefiero no enfermar para tener que parar, y aprender  a incluir el descanso y la conexión propia en mi cotidiano, tengo que dar gracias también a mi cuerpo por enfermarse a veces como medida de urgencia para devolverme a mí misma cuando a lo mejor ni me había dado cuenta que me había perdido.

Con esto quiero decir que la Salud (hasta su último aliento) funciona a pesar nuestro, que la vida y su custodia está en manos de una fuerza instintiva que usamos queramos o no queramos, y que ojalá aprendamos en cada desarmonía o enfermedad a escuchar lo que el cuerpo hace  y dice para rectificar nuestros hábitos y crear otros nuevos que no necesiten el extremo de la enfermedad como rescate hacia ti.

 

 La Medicina China lo dice así:

 “Un cuerpo siempre busca la Salud, tiende hacia el equilibrio aunque dé rodeos. Pero  la Salud también se construye: desde nuestra conciencia podemos aprender a escuchar nuestro cuerpo (físico, emocional, espiritual) y atenderlo para que la vida que habita en él haga el verdadero trabajo de simplemente ser. Honremos cada caída porque nos enseña también a levantarnos. Hablemos con nosotros mismos/as, porque nosotro/as, gracias a la fuerza vital que nos atraviesa, sabemos.“

 

Imagen de Beatriz Castillo

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