Mi alimento emocional es el picante. ¿Cuál es el tuyo?
Nov 23, 2021Mi alimento emocional es el picante. ¿Cuál es el tuyo?
Un alimento emocional es un alimento que consumimos con un propósito distinto al de alimentarnos. Normalmente porque tiene un efecto en nosotros/as que inconscientemente está asociado a una sensación o emoción placentera con la que queremos sustituir otras menos agradables que solemos sentir y no sabemos gestionar. Pongo mi propio ejemplo, yo soy una persona alegre, esa es mi naturaleza, pero también soy una persona que tiende a la tristeza. Por lo tanto soy una persona que en un mismo día puedo experimentar mucha alegría y mucha tristeza. Como el resto de seres humanos también experimento rabia y miedo, pero en general mi registro emocional más común es ir de la alegría a la tristeza. Y viceversa.
Evidentemente que yo prefiero estar alegre, y me cuesta aceptar la interrupción de ese bienestar cuando la tristeza se presenta. Así que de manera inconsciente intento estar siempre “arriba” porque es la manera que yo entiendo que significa “ estar bien”. Para mí estar triste es estar mal, y de manera automática me veo poniéndole picante a todo a modo de “antidepresivo”. El picante es una sustancia que tonifica el corazón acelerándolo ( órgano asociado a la alegría) y moviliza el estancamiento del pulmón ( órgano asociado a la tristeza), así que cuando consumo picante y sin saberlo, estoy buscando sacarme de encima la tristeza y provocar energéticamente la llegada de la alegría. Hasta aquí todo sería maravilloso: una sustancia que puede hacer algo por mí y que a priori no es muy tóxica.
Pero lo peor del alimento emocional no es su toxicidad, sino que fabrica “artificialmente” procesos que la persona no sabe hacer por sí misma, impidiendo así que aprenda a hacerlos. Vuelvo a mi caso: Si yo aprendo a consolarme a mí misma (con ayuda de otras personas si es necesario) para después volver a conectar con la alegría y con la vida, no necesitaré que el picante haga esa función por mí. Y entonces solo sería un condimento más que yo usaría simplemente por placer y ocasionalmente. El alcohol, el café, el chocolate, las burbujas… Son alimentos emocionales parecidos al picante. También hay otros como las grasas, el pan, el queso, los frutos secos, los embutidos, que están más cerca de bloquear la rabia o reprimirla. Y el azúcar, los pasteles, que pueden darnos esa dulzura como la de una madre calmando el miedo de su criatura. Pero en cada caso particular hay que ver exactamente para qué y cómo usa la persona esos alimentos. Y estamos hablando de un consumo o diario, o ansioso, o constante, no un uso puntual y libre.
Todos los alimentos emocionales responden a una necesidad de controlar nuestros estados de ánimo, emociones, sensaciones. Esa necesidad de control nunca funciona: sería como intentar aprender a controlar el oleaje en vez de poner toda nuestra energía y potencial en aprender a navegar.